Luiz-Olyntho Telles da Silva Psicanalista

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INCIDENTES EN UN AÑO BISIESTO

                                                             Alba Medina*                

Mis palabras van a ser muy breves, pero, en primer lugar, quiero agradecerle a Luiz-Olyntho el haberme brindado la oportunidad de leer estos incidentes que, debo confesar, me fascinaron y que leí prácticamente de um tirón, ya que tuvieron esa cualidad de atraerme tanto que no podía abandonar la lectura.

Como él mismo los nombra, tomando la definición de Roland Barthes, un incidente sería una cadena organizada de momentos en que el alma nasce. Esta difinición de incidente me dejó pensando y me fui directamente ao lo que el Diccionario Etimológico Corominas nos dice de incidir: caer o incurrir en algo, tomado del latín incidere, a su vez derivado de cadere: caer, que también tendría el significado, en la jerga médica, de cortar, en el sentido de hacer una incisión.

El Corominas es el Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, pero todos sabemos que tanto el casellano como el portugués derivan de tronco común del latín.

Por lo tanto algo de corte o de incidental se juega en los cuentos cortos que componen este libro.

Tanto Freud, en su momento, como posteriormente Lacan, una y otra vez nos remiten a los poetas y escritores indicándonos de que allí hay una sabiduría fuera de lo común en lo que respecta a la estofa humana. En el caso de Luiz-Olyntho, pienso, las dos facetas se conjugan cuando él escribe narrativa.

Pero lo que primeramente quiero resaltar es la maestría del escrior, no sólo como escritor - psicoanalista, que lo es, y de esa producción a la que luego voy a referirme, tenemos amplios ejemplos en todo su recorrido, baste como ejemplo el libro que acaba de reeditarse intitulado De la miseria neurótica a la infelicidad común -, sino que, más bien, quiero ahora referirme a la fineza, a sutileza y por sobre todo a la profunda humanidade, casi diría, ternura con que el escritor trabaja sus personajes, que lo emparejan con el ruso Antón Chéjov, con quien el dice estar en deuda.

El cuento corto, por otra pare es un género literario que presenta las más difíciles aristas y exige de aquél que lo practica un singular manejo del idioma, y de todas las reglas de la gramática. Jorge Luis Borges es quien en nuestra época y en español, da el mejor ejemplo.

Los cuentos de Olyntho, pienso, no le van en zaga, pero a diferencia de la... llamémosle dureza, del argentino, de los relatos de Olyntho se desprende una como agridulce tristeza cariñosa que nos hace amar los personajes, aún cuando juega con las paradojas crueles de la vida al mostrar en carne viva el terrible mundo de la senzala.

La esclavitud con todas sus consecuencias en lo cotidiano - en las que se juega también la posibilidade del incesto - está contada desde la subjetividade de los que la sufrían, o sea, sus víctimas, aunque a vezes el personaje central fuera un blanco, generalmente el hijo del hacendado, también él víctima de un pater familliae, terrible, dueño de cuerpos y descendencia.

La sutileza, por otra parte, con que las historias - aún las que duran un instante -, son planteadas, nos está hablando de un saber hacer ahí con un texto, manteniendo siempre el umbral de tensíon exacto, para que el suspenso no decaiga nunca.

Y otra cosa que quiero resaltar, también, es esa capacidad, virtud de pocos escritores, de mover-se tan cómodamente, aún en el relato en primera persona, dentro de la subjetividad femenina.

Nada hay ahí que parezca forzado.

Rápidamente se me dirá que esporque en él se conjuga la doble cualidad de escritor y psicoanalista, y más rápidamente contestaré que semejante respuesta sería simplificar demasiado las cosas, sino que de lo que se trata es una cualidad personal e intransferible del autor.

Gratamente sorprende que alguien puda salirse de la literatura puramente psicoanalítica, para hacer literatura le la otra, logrando así, como un camino en diagonal que una a ambas.

Pensamos, junto a otros colegas, que en el escrito psiconalítico se cuenta del desencuentro existente entre lo que que ocurre y como contarlo. Eso también implica un arte, y conforma una literatura y una ética. Una literatura que no es literatura propiamente dicha sino que, la mayor parte de las veces, es historia clínica, pero para poder trasmitirla se necesita también de arte del saber narrar.

Que en un psicoanalista se unan - como hoy es el caso -, las dos vertientes artesanales, nos gratifica y, por lo tanto, saludamos esa producción, esperando - es una expresión de deseo -, otras más para deleitarnos.

*ALBA MEDINA é Psicanalista em Montevidéo.
O presente texto foi lido na apresentação de Incidentes em um ano bissexto na Escola Freudiana de Montevidéo, em 2010.
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